miércoles
10 am. Despierto temprano, mentira, el despertador me levanta temprano. Garúa. Agarro la camperita gris. Pongo leche a calentar, unas tostadas. Divago en pensamientos livianos, pongo radio ,o no, a esta hora no, sería ultrajar una de las razones por las que huí de mi casa materna. Elijo un disco, una encantadora recopilación de unas baladas jazzeras que me dejó mi papá antes de viajar. Porque mi papá siempre decía que iba viajar cuando ya estuviéramos grandes, pero qué habrá visto mi viejo gordo; todavía nos peleamos en las cenas como infantes, edu se compró un nintendo y va a cumplir veiticinco, que habrás visto. Aplausos, Chet Baker desvanece y sube Miles. Mmm, no voy nada, me agrada un plan B, lectura y New Orleans hasta entrada la siesta. No, Maga, no. Vestite y no llegues tarde a todos lados. Cuando ya estás siendo impuntual se habilita la posibilidad en el plano conciente y desfachatado de llegar muy tarde a los compromisos contraídos: ya deben estar molestos igual. Siempre parto de axiomas falsos, me voy. bai bai.
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