domingo

Volví, habías puesto cortinas nuevas, una mesa cincuentona, y una biblioteca bambaleante alzada con ladrillos rojos y listones de madera. No te habías cortado el cabello en todo ese año, ladygodivaarrabalera. El teclado de Tomi seguía en su sitio. Lo miré y te miré, me reí, te reíste. Jactate de lo que soy, un trapito. Desapareciste por entre las bambalinas de mi pequeño show off depresivo, que cada día creo- en sus dos acepciones- con más avidez, y subiste al escenario, minutos después, con un vaso de coca cola helada. Ya atravesamos ésto ¿o renegás de las cabalgatas abrazadas sobre el mismo caballito? 12.643 veces en total, las llevo contabilizadas en la pared del baño chico entrando por el lavadero, camino al cuarto de las polillas.
Hace unos días me metí en tu blog, y recordé el mío, cuando yo andaba sola en el corcel blanco, y vos enamorada por ahí- cantaste.

Hoy me metí en tu diario íntimo olvidado, mi Poshita, y me divertí con nuestras charlas transcritas, con las citas, con tus textos de vaudeville. Hace ya 6 años de The winter of our discontent. Y somos las mismas. Tan vos, tan yo, tan tigo y migo.

Florencia, para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.

No puedo gritar, no sale.
Hacé la mímica, grito yo.



We all bluff in summertimes

"Es como bluffear jugando a las cartas".

Claro, pensé yo. Casi todo es como bluffear nowadays. Pero después alguien dijo que el vino estaba picado y qué va, si todos estamos acá para eso, no? ESO digo, que no es lo mismo que lo de aquellas veces. Entonces se me vino a la mente un secuencia playera con un perro abandonado y me reí un rato largo con el pez, EL pez, que sigue teniendo cejas de pez inevitablemente. Ahora, si yo no conociera bien a cierta gente diría que me parezco a ellos. Pero no. Por suerte no tengo cejas de pez. "Suena el despertador, no lo escucho, me levanto tarde, me baño, me lookeo, elijo un disco y me voy" es como decir "dos pesos son dos pesos" o "una pared es una pared" y mientras analizábamos el asunto y yo lloraba un poco pero casi nada me acordé de una frase que escribió una gran amiga y que dice que los broken hearts son el crimen perfecto porque they can never tell the cops y lo pensé un rato al tiempo que pensaba en eso de elegir los discos a la mañana y me acordé de Susana Igel que siempre me decía que yo no debería estar acá sino explotando mis dedos al óleo pero es que después cuando dejé todo o todo me dejó a mi fue empezar de cero otra vez. Como ahora. No, mejor dicho, como esa vez. Porque ahora no es de cero sino de como cuando tenía 13 o 14 o 15 y todo me daba miedo y después ya no. Y lo mismo pasó con eso que tocaba y lo mismo con todas las personas salvo una que no me dejó creermelo pero eso fue ya hace tiempo oh my gosh. Y ahora igual me voy porque nadie me pidió que me quedara y si lo hubieran hecho tampoco se si me quedaría y es que todos dicen felicidades y qué bueno que viniste pero sabes que no me lo creo ni un poco porque lo que sí me quedó es saber diferenciar cuando te lo dicen así o en serio y -by the way- eso es como gritar en una catedral y que todos digan que no te escuchan. Bluff. Miro a la gente y no la puedo tocar y pienso cosas y no la puedo tocar. Escucho una música y no la puedo tocar. Es eso.

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