miércoles

hoy me siento así (de nuevo).

Ella se desnudó mientrás él bajaba a buscar un libro de Fitzgerald que había olvidado sobre la mesa ratona del living. El libro seguramente continuaría escondido bajo las pilas de Vogues asomandose hacia la izquierda como lo vió la última vez que, apoyando sus pies sobre el vidrio, recorrió con su lengua lentamente el cuello de Emma recostados en el sillón de siempre. Sólo pensar en ella le hacía doler ahí abajo, aunque por momentos reflexionaba si ese ardor era lo suficientemente dulce como para mantenerla a su lado, o lo estrictamente corrosivo para armarse de coraje y dejarla.

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