domingo

Desasosiego

"Sufro grandes estancamientos. No es que, como todo el mundo, me demore días y días para responder, con una postal, la carta urgente que me escribieron. No es que, como nadie, postergue infinitamente lo fácil que me es útil, o lo útil que me es agradable. Hay más sutileza que eso en mi desinteligencia conmigo. Me estanco en el alma. Se produce en mí una suspensión de la voluntad, de la emoción del pensamiento, y esa suspensión dura días; y entonces sólo la vida vegetativa del alma –la palabra, el gesto, el hábito– me expresan como un yo para los otros, para mí mismo.

En esos períodos de sombra, soy incapaz de pensar, de sentir, de querer. No sé escribir más que algoritmos o hacer rayas. No siento, y la muerte de alguien a quien yo amase me daría, en esos momentos, la impresión de haberse cumplido en una lengua extranjera. No puedo; es como si durmiese y mis gestos, mis palabras, mis actos ciertos, no fuesen más que una respiración periférica, instinto rítmico de un organismo cualquiera.

Así se acumulan días sobre días, y no sabría decir cuánto de mi vida, si sumase, no se habrá pasado de ese modo. A veces me sucede que, cuando me desvisto de este paraje de mí, tal vez no esté desnudo como supongo, y haya todavía prendas impalpables cubriendo la eterna ausencia de mi alma verdadera; me sucede que pensar, sentir, querer también pueden ser estancamientos ante un pensar más íntimo, un sentir más mío, un deseo perdido vaya a saber en qué tramo del laberinto que realmente soy.

Sea como fuere, lo dejo ser. Y al dios o a los dioses que haya, encomiendo lo que soy, tal como la suerte manda y el acaso quiere, fiel a un pacto olvidado."

Pessoa

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